Erotismo en la sociedad post-revolucionaria
Por:
Ana E. González Servín
El
libro El llano en llamas del escritor
mexicano Juan Rulfo, describe como vivía la sociedad mexicana en la época
posterior a la revolución mexicana y en éste se pude apreciar la gran
desilusión, la extrema pobreza y la emigración que provocó el fracaso de ésta.
Pero a lo largo de los cuentos no solamente se pueden ver situaciones como
ésas, sino que el autor también nos
presenta la forma en que la gente desahogaba su erotismo (búsqueda de la excitación
y placer sexual)[1] al
grado de pasar por alto los mandatos religiosos que posteriormente, provocarían
sentimientos de culpa como se muestra en el cuento de Talpa o bien, se busca
justificar el hecho de haber dado rienda suelta a los deseos más íntimos como
lo muestra el personaje de Felipa en el cuento de Macario. Por último, en Es que somos muy pobres, el desarrollo de la niña Tacha causa angustia a los padres por no querer que su hija se convierta en piruja.
A continuación, este texto recoge las descripciones que hacen los personajes con la finalidad de mostrar su manera de sentir y vivir el erotismo.
A continuación, este texto recoge las descripciones que hacen los personajes con la finalidad de mostrar su manera de sentir y vivir el erotismo.
Es que somos muy pobres
En este
cuento se relata la pérdida de una vaca que era el único recurso con el que contaba la niña Tacha que corría
el riesgo de convertirse en una “piruja” como sus hermanas mayores. Al parecer,
Tacha estaba por convertirse en una joven muy atractiva y se relata lo
siguiente:
[…] la Tacha, que va
como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que
prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados
para llamar la atención. […] le llenará lo ojos a cualquiera a donde quiera que
la vean[2] […]
[…] los dos pechitos de
ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a
hincharse para empezar a trabajar por su perdición[3].
Talpa
En
primer lugar, comenzaré con el cuento de Talpa. En este se narra la historia de
un hombre enfermo que se llamaba Tanilo Santos y que tenía su
cuerpo, a excepción de su rostro, cubierto por llagas que lo hacían sentir
cerca de la muerte. Tal circunstancia impedía que él pudiera tener vida intima
con su esposa Natalia quien calmaba sus deseos en los brazos del hermano de
Tanilo el cual nos relata sus encuentros con Natalia:
Yo ya sabía desde antes
lo que había dentro de Natalia. Conocía algo de ella. Sabía, por ejemplo, que
sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol del mediodía,
estaban solas desde hacía tiempo. Ya conocía yo eso. Habíamos estado juntos
muchas veces […][4]
Si bien
Natalia sabía que no debía traicionar a su esposo, el deseo era mucho más
fuerte que ella, pues, el hermano vuelve
a relatar:
Me acuerdo muy bien de
esas noches. Primero nos alumbrábamos con ocotes. Después dejábamos que la
ceniza oscureciera la lumbrada y luego buscábamos Natalia y yo la sombra de
algo para escondernos de la luz del cielo. Así nos arrimábamos a la soledad del
campo, fuera de los ojos de Tanilo y desaparecidos en la noche. Y la soledad
aquella nos empujaba uno al otro. A mí me ponía entre los brazos el cuerpo de
Natalia y a ella eso le servía de remedio. Sentía como si descansara; se
olvidaba de muchas cosas y luego se quedaba adormecida y con el cuerpo sumido
en un gran alivio[5].
Por
otra parte, se muestra también como al hermano de Tanilo nunca le importo que
Natalia fuera la esposa de su hermano, él, al igual que Natalia se dejaba
llevar por su deseo y relata lo siguiente:
Siempre sucedía que la
tierra sobre la que dormíamos estaba caliente. Y la carne de Natalia, la esposa
de mi hermano Tanilo, se calentaba enseguida con el calor de la tierra. Luego
aquellos dos calores juntos quemaban y lo hacían a uno despertar de su sueño.
Entonces mis manos iban detrás de ella; iban y venían por encima de ese como
rescoldo que era ella; primero suavemente, pero después la apretaban como si
quisieran exprimirle la sangre. Así una y otra vez, noche tras noche, hasta que
llegaba la madrugada y el viento frio apagaba la lumbre de nuestros cuerpos […][6]
Posteriormente,
relata que están cerca del remordimiento y del recuerdo de Tanilo.
Macario
Es la
historia de un joven que padece de sus facultades mentales que vive con su madrina y su sirvienta Felipa,
quien aprovechándose de que él siempre tenía hambre buscaba la forma de
desfogar sus deseos más íntimos, amamantando al joven.
Macario relata lo siguiente:
Felipa es muy buena
conmigo. Por eso la quiero…la leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco…Ahora
ya hace mucho tiempo que no me da d chupar de los bultos esos que ella tiene
donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla,
una leche mejor que la que nos da mi madrina…Felipa antes iba todas las noches
al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o
echándose a un ladito. Luego se las ajuaraba para que yo pudiera chupar de
aquella leche dulce y caliente que se dejaba venir en chorros por la lengua […][7]
Posteriormente,
se nota como el personaje de Felipa busca justificar lo que le hace a Macario:
Felipa dice, cuando
tiene ganas de estar conmigo, que ella le contará al señor todos mis pecados.
Que irá al cielo muy pronto y platicará con él pidiéndole que me perdone toda
la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dirá que me
perdone, para que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días […][8]
Conclusión
Para
finalizar, puedo decir que en esta obra el autor nos mostró como fue una sociedad
marcada por la desilusión, la ideas religiosas y la extrema pobreza, pero también
a través de los relatos de Talpa, Macario y Es que somos muy pobres nos enseña
cómo era la forma en que vivían su erotismo los personajes, enseñándonos como
nadie puede escapar de su propia naturaleza rompiendo así las reglas sobre todo
religiosas.
Por
otra parte, desde mi punto de vista, el autor descarga un gran contenido de
erotismo a través de las descripciones tan detalladas que hace de la
situaciones que llevaban a los personajes a buscar su placer sexual y al mismo
tiempo, logra estimular todos los sentidos del lector.
[1] Tomás
García (Dir.), Diccionario enciclopédico
Larousse, ed., Larousse, 2009, s.v.
[2] Juan
Rulfo, El llano en llamas, México,
edit., RM & Fundación Juan Rulfo, 2005,
p. 27.
[3] Ibíd.., p. 28.
[4] Ibíd..,
p. 51.
[5]
Ibíd.., p. 52.
[6] Ibídem.
[7] Juan Rulfo, Op. Cit., p. 63.
[8] Ibíd.., p. 63, 64.



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