6/02/2013

Comparando

El gran festejo: la boda
Por: Ana E. González Servín

En el libro del escritor Gabriel García Márquez titulado Crónica de una muerte anunciada en donde los hechos se desarrollan en una provincia de Colombia el autor hace referencia a algunas festividades de ese lugar como las fiestas patrias y patronales sin dar mayor detalle, pero la fiesta que describe casi en su totalidad, es la boda de los personajes de Ángela Vicario y Bernardo San Román.
 Lo que me llevo a recordar algunas vivencias con respecto a esta ceremonia en México. Este texto expone la semejanza que existe entre ellas sin importar que sean de lugares distintos y la gran importancia que tiene, por ejemplo, entre los habitantes de México y  de Colombia que se cuenta en la novela.
En Colombia
Para empezar, en la novela se aprecia como para los padres de la novia es muy importante que se case y que salga vestida de blanco de su casa de ahí que la madre de la prometida expresara: “Nuestras hijas se casan en nuestro chiquero o no se casan”[1]. Así que se dieron a la tarea de pintar de amarillo la casa, de enderezar las puertas, de componer los pisos, las cercas de los patios dejándola lo más digna posible. También se relata que pidieron prestadas las cosas contiguas prestadas para poder bailar y pusieron mesones de carpinteros para sentarse a comer bajo la sombra de los tamarindos[2]. Luego, en la iglesia se colocaron arreglos florales y las calles se adornaron con guirnaldas de colores[3]. Por otra parte, los invitados se ponen sus mejores prendas de vestir, por ejemplo, las hermanas del novio vestían de terciopelo con grandes mariposas prendidas con pinzas de oro en la espalda; el padre llevaba un penacho de plumas y una curaza de medallas de guerra de su padre. El padre de la novia llevaba su camisa bien acartonada de engrudo y un batón que se le había comprado especialmente para la ocasión. Cabe mencionar que algunos de ellos hicieron lo que generalmente no suelen hacer como tocar el violín y una monja bailo al ritmo del merengue con su hábito[4].
Ahora bien para el banquete se menciona que sacrificaron cuarenta pavos, once cerdos y cuatro terneras que el novio puso a asar para el pueblo en la plaza pública; se consumieron 205 cajas de alcoholes y casi 2000 botellas de ron de caña que fueron repartidas entre la muchedumbre[5]. No cabe duda de que en ese momento al menos se borraron las diferencias sociales pues en el relato se dice que no hubo una sola persona, ni pobre ni rica que no hubiera participado de algún modo. Además hubo música, cohetes y el tradicional granizado de arroz.
En el Estado de México
Hace un par de años tuve la oportunidad de asistir a una boda en el Estado de México. En esa ocasión el festejo se realizo en un gran salón que también fue adornado con muchos arreglos florales.
Recuerdo que la novia llegó con su clásico vestido largo blanco y su velo y el novio tenía puesto su clásico traje de novio y  ya esperaba por ella para empezar con el ritual. Cabe mencionar que los invitados fueron vestidos de manera formal para la ocasión, por ejemplo, los hombres iban con traje y usando corbata, las mujeres de vestido y zapato de tacón alto; las niñas iban de vestido y los niños con camisa, pantalón y zapatos de vestir. También en esta fiesta muchas personas hicieron lo que usualmente no acostumbran hacer, por ejemplo, el padre del novio que era muy serio se atrevió a bailar salsas.
Por otra parte, el padre del novio me platicó que hizo una gran inversión para la fiesta pues había tenido que invitar a todos los habitantes del lugar de donde era la novia porque así se acostumbraba. Me contó que se había sacrificado una gran cantidad de cerdos y de gallinas (no recuerdo las cantidades exactas) y en este caso también se prepararon grandes cazuelas con mole y arroz. Luego, se consumieron varias cajas de licores que fueron compartidas entre la gran cantidad de asistentes que si bien no estaban todos en el gran salón, si afuera de éste festejando también.
La música estuvo a cargo de una banda que toco varios géneros. Al finalizar la boda a altas horas de la madrugada también hubo el granizado de arroz cuando los novios abandonaron el lugar.
En Hidalgo
Por último, la boda más reciente a la que fui fue hace dos meses en Hidalgo. La novia igualmente uso un vestido blanco y largo y el novio un traje de color gris. La novia salió de su casa para dirigirse a la iglesia del pueblo que fue adornada con arreglos florales y en donde la esperaba su prometido. Al finalizar la ceremonia los asistentes lanzaron arroz a los novios. Después todos nos dirigimos al salón en donde se llevaría a cabo la fiesta. El salón era grande también y fue adornado con flores blancas y globos plateados.
En esta ocasión hubo menos invitados porque el pueblo era más pequeño y no todos iban vestidos formalmente pero al platicar con muchos de ellos comentaban que para ellos era muy importante acompañar a los novios en ese día tan especial y desearles todas las bendiciones.
Para el banquete, también se sacrificó a una gran cantidad de cerdos pues al día siguiente las familias hicieron el precalentado, es decir, reunirse para comer lo que había quedado del día anterior. También se sirvió consomé de barbacoa típica de ese lugar y acompañada de tortillas, pulque y refrescos.
También la música corrió a cargo de una banda para después dar paso al sonido con un giro total de géneros musicales como salsa, cumbia, rock and roll, etc.
Para finalizar puedo decir que la boda es una de las festividades más importantes en la vida de los seres humanos, aunque en la ciudades haya disminuido este tipo de festividades (por diversos factores), sin duda alguna, en muchas provincias de México u otros países como nos lo mostró la novela de García Márquez que se desarrolla en una provincia de Colombia, se sigue efectuando de manera majestuosa.











[1] Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada, México, Planeta, 2010, p. 44.
[2] Ibidem.
[3] Ibid. p. 46.
[4] Ibid. p. 47.
[5] Ibid. p. 22.

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