4/14/2013

Autobiografía

Acerca de Ana
Por: Ana E. González Servín

Corrían los últimos años de la década de los setenta. Época en la que Johnny Rotten abandona los Sex Pistols y Kraftwerk (cabe mencionar, que son considerados los padres de la música electrónica), lanza su álbum Man-Maschine. Por parte de la literatura, el filosofo francés Jean Baudrillard lanza La sociedad de las mayorías silenciosas en donde maldice a Occidente por ser una cultura de simulación. Se inventa el teletón en Chile con Pinochet en el gobierno y Argentina gana el mundial de fútbol para dos años después convertirse en dictadura. En el cine se inician las sagas de las famosas películas Halloween y Superman. También ocurre el mayor suicidio colectivo al interior de una secta religiosa en Jones Town, Guyana Francesa, en donde se quitan la vida cerca de mil personas tomando una bebida con arsénico. Pasando a noticias más agradables, en Inglaterra, nacía Louise Brown la primer bebé probeta en el mundo y la Organización Mundial de la Salud declara oficialmente la erradicación de la viruela (entonces, ¿por qué me dio años después si ya estaba erradicada?). En México, muere Carlos Chávez. Carlos Fuentes publica La cabeza de la hidra y en el campo político corre el gobierno de Miguel López Portillo (sí, el chillón).
Mientras se desarrollaban aquellos sucesos, en el Hospital Centro Médico Nacional “Siglo XXI” ubicado en la colonia Doctores del Distrito Federal, un viernes 29 de septiembre a las 17 horas nacía la niña que llevaría por nombres Ana (en honor a su abuela paterna) Elena (en honor a su madre) con apellidos González Servín. Es hija de doña Elena quien siempre ha sido muy dada “a las cosas de Dios” y de don Raúl de espíritu aventurero, filosófico y rebelde (sí, en ese orden). Y es la menor de cinco hermanos.
En los primeros años de la década de los ochenta, Ana comienza sus primeros estudios en un kínder que aún lleva por nombre “Los voceadores” ubicado en la colonia del parque, en el que se divirtió mucho. Posteriormente, cursó sus seis años de primaria en la escuela “Artemio de Valle Arizpe” ubicada también en la misma colonia que el kínder y muy famosa aún en estos días por ser la única escuela pública de la zona que cuenta con alberca propia. Cabe mencionar que el sueño de Ana era ser gimnasta pero gracias a su pie plano fue rechazada, así que su madre la inscribe en esa escuela como premio de consolación y aunque a Anel (como la llamaba su madre) no le gustaba del todo la natación, no fue impedimento para que se pasara una buena estancia allí. En el apogeo de la adolescencia, ingresa a la secundaria diurna número 88 “Dr. Nabor Carrillo Flores” ubicada en la colonia jardín Balbuena en donde conoce a una de sus mejores amigas hasta el día de hoy. Aunque Ana no fue una estudiante ejemplar nunca reprobó una materia. Después, como la mayoría de sus compañeros hizo su examen para cursar el nivel medio superior, pero desafortunadamente, no fue aceptada y esto le provocó una gran desilusión pues en ese momento de su vida sabia que sus padres no contaban con los recursos suficientes para que ingresara a una escuela privada. Es entonces cuando su padre le sugiere ingresar al sistema de Enseñanza Abierta (consiste en ir cursando las materias de la prepa como a uno le sea posible) el cual no le agradó y terminó por abandonarla. Es en ese periodo de tiempo cuando comienza a tener sus primeras experiencias laborales; su primer empleo fue en una tienda de galletas (vestía un uniforme de muñeca) ubicada en la calle de Madero en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Con el paso del tiempo y después de ir de empleo en empleo, se dio cuenta de que la vida sin estudios le sería más difícil, además de que ya se había despertado en ella una sed de conocimiento y, es cuando finalmente retorna a concluir su preparatoria. Durante esta etapa también se reforzó su deseo de estudiar una licenciatura y hace su examen de ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de México para la licenciatura de Trabajo Social pero la alta demanda (sí. desde ese entonces) la deja fuera, pero no se desanima esta vez y busca una oportunidad en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en donde finalmente es aceptada.
La vida de Ana seguramente como la de muchos otros ha tenido sus amores, desamores, encuentros, desencuentros y aventuras (como la de haber conducido un programa de radio por internet y haber conocido a algunos personajes de la vida política de nuestro país, actores, actrices y hasta haber realizado una breve entrevista a un director de cine, esto nunca se lo imaginó y fue un gran motivo para seguir adelante). Actualmente, Ana estudia felizmente y con un poco de dificultades por las cuestiones laborales (hay que corretear los frijoles) la licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural y que por cierto, nunca se imagino estudiar.
No lo mencione al inicio de este texto pero ella es una chica a la que le encantan los animales, las flores y la música. Le molestan las injusticias (su horóscopo en la cultura egipcia dice que es hija de Maat, diosa de la justicia y de la armonía) y siempre se inclina por las cosas armoniosas aunque a veces le brote el mal carácter (nadie es perfecto). Por otro lado, se considera una mujer exquisita como a las que se refiere García Márquez porque no son su prioridad las cuestiones estéticas de la apariencia física, es capaz de cocinar una buena comida, cree en el amor y la fidelidad.
Ella, muchas veces se pregunta qué hace en este plano o sitio, cuál es su misión en esta vida ( si es que la tiene) y la primer respuesta que llega a su mente es la de utilizar todo le conocimiento que ha adquirido y que va sumándose de la vida y de su licenciatura para ponerla al servicio de los demás con la finalidad de despertar las conciencias para poder construir una sociedad más justa, más tolerante y dejar un espacio mejor para las futuras generaciones y construir una mejor historia.
 

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